miércoles, 28 de diciembre de 2011

Campos de fresas.

Aqui os dejo un fragmento del libro Campos de fresas (de Jordi Sierra i Fabra):


No llores, Norma.
No llores, por favor.
Ayúdame.
Os necesito fuertes, a todos, así que no llores.
Puedo verte, ¿sabes Norma? No sé cómo, porque sé que tengo los ojos cerrados, pero puedo verte. Sé que estás ahí, a mi lado, y que llevas tu blusa amarilla y los vaqueros nuevos, ¿verdad?
¿Lo ves?
Y, sin embargo, aquí dentro está tan oscuro...
Es una extraña sensación hermana. Es como si flotase en ninguna parte, mejor dicho, es como si mi cuerpo estuviese fuera de toda sensación, porque no siento nada, ni frío no calor, tampoco siento dolor. Es un lugar agradable. Bueno, lo sería si no estuviese tan oscuro. Me gustaría ver, abrir los ojos y mirar. Hay algo que me recuerda a la placenta de mamá. Sí, antes de nacer. Recuerdo la placenta de mamá porque era cálida y confortable.
¿Y cómo puedo recordar eso?
No, allí no tenía miedo, había paz. Aquí en cambio tengo miedo, a pesar de que siento algo de esa misma paz. La siento porque estoy a sus puertas. Puedo dar un paso y olvidarme de todo para siempre.
Un simple paso.
Pero no puedo moverme.
Norma, Norma, ¿y los demás?
¿Están bien?
¿Y Eloy?
Oh, dios, daría mi último aliento por tenerlo aquí, a mi lado, y sentir su mano como siento la tuya, hermana. Tu mano.
Eloy.
Me siento tan sola...




¿Eloy?
¡Oh!, dios... ¿Eres tú Eloy?
¿Estoy soñando? No, no es un sueño. Eres tú.
Reconozco tu voz, y huelo tu perfume y... sí, también puedo verte, al lado de Norma. Y ahora mamá que te da un beso mientras papá sigue abatido ahí, junto a la ventana.
Has llegado. Sabía que lo harías, pero como aquí el tiempo no existe, no sabía cuando sería posible verte. ¡Ahora, sin embargo, me alegra tanto tenerte a mi lado!
Aunque lamento mi aspecto.
Estoy horrible, ¿verdad?
Y pienso que lo último que te dije fue...
Te quiero. No hablaba en serio, ¿sabes? ¡Qué estúpida fui! En realidad... no sé, estaba jugando, ya sabes tú. Creo que me asustaba atarme. Se dicen tantas tonterías acerca del primer amor: que si se empieza pronto luego se estropea enseguida, que es mejor vivir primero y después...
No quiero perderte, Eloy.
No quiero perderme yo.
¿Por qué no me coges de la mano?
Por favor...
¿Has estudiado mucho? Supongo que sí, toda la noche. Menudo eres. Y terco. Y ahora esto, ¡menudo palo! Si el lunes suspendes el examen, encima será culpa mía. Me sabe mal, cariño, pero te juro que yo no quería acabar así. Lo único que deseaba era pasar una noche loca, emborracharme de música, olvidar, volar. Lo deseaba más que nunca.
Aunque te echaba de menos.
Me crees, ¿verdad?
Claro. Estás aquí. De lo contrario no habrías venido.
Cógeme de la mano. 
Vamos, cógeme de la mano.
Así...
Gracias.
Ahora ya no me importa el silencio ni la oscuridad.
Ahora...

No hay comentarios:

Publicar un comentario